


Dicen que vine al mundo en esta casa, ubicada en lo que sigue siendo la entrada principal a Ipala (vocablo Xinca que significa *Tina*, probablemente en referencia a la laguna que está en el cráter del volcán del mismo nombre), en el departamento de Chiquimula, a 180 kilómetros de la ciudad capital de Guatemala, en el caluroso oriente de mi país.
La casa ya no existe, el modernismo derrumbo sus paredes de adobe y madera, así como el techo de teja rojiza…y con ella tambien quedaron sepultados: los estigmas de mis manos apoyándome para dar mis primeros pasos, mis primeras lágrimas que humedecieron el suelo y la quimera de tener a mis padres por la eternidad.

Mi madre solía presumir que cuando llegué a sus brazos, Doña Tere la señora del pueblo que decían tenia el don de predecir observando el cigarro, una tarde calurosa de junio, mientras el humo del cigarrillo se desprendía verticalmente hacia el techo de teja…con la vista fija y voz pausada le dijo…”este niño no solo será su bendición, trae una luz..y será un hombre de bien”
La historia dirá sin duda si aquella anciana, acertó, exageró , se quedó corta con su predicción o solamente ilusionó a la amada mujer que me tomó en sus brazos y me brindó el amor que otros brazos por alguna circunstancia me negaron.
Don Daniel Lima carácter apacible, voz dulce, autodidacta, servidor público por muchos años, ejemplo de integridad, cerró sus ojos para siempre una noche de agosto, dejando un enorme vacío en mi vida que aún en este momento que escribo estas líneas, me genera nostalgia y una sensación de soledad.
Doña María Martínez, pasó de niña a mujer sin disfrutar su adolescencia por la responsabilidad de hacerse cargo de sus hermanos en calidad de madre sustituta.
Carácter fuerte, segura de sí misma, de enseñanzas verbales por medio de refranes, celosa, de mucho rigor con cincho en mano.
Alguna vez los observé en la banca de un parque, sentados bajo la sombra de un Abeto, evocando entre besos sus andanzas y penurias, mientras yo buscaba dormilonas entre el césped o jugaba a ser espantapájaros con los brazos abiertos y el rostro hacia el cielo, recibiendo la caricia del sol.


Mi padre fue un empleado público errante, eso me permitió conocer varios lugares del país, siempre los 3, unidos con carencia de lujos, pero con abundante amor, paciencia y comprensión a pesar de mis travesuras.
Etapa de hábitos que aún a la fecha conservo, vestir impecable, reloj, dos pañuelos, zapatos brillosos y sobre todo, querer siempre ser mejor ser humano.
Años de sueños e ilusiones, de subirme a las raíces de la ceiba de zacapulas (municipio del Quiché) por las tardes y cantar …”soy un pobre venadito que habitó en la cerranía…” mientras los inquilinos de la plaza guardaban los residuos de la venta del día y aplaudían el improvizado concierto.
Infancia de imborrables recuerdos en Ipala, en ese patio nos divertimos mucho con los amigos de mi niñez, improvisando chamuscas y llenando de gritos y algarabía las tarde-noches en la casa de mi padrino Rogelio.
A esta edad, abundaban las travesuras y las canciones para amenizar las tertulias entre mis papás y sus compadres.
En esa época solía soñar con ser artista, caminaba desde mi casa al trabajo de mi papá para llevarle su almuerzo y en el trayecto iba imaginando que responder cuando me entrevistarán algún día.
Más de algún transeunte me ha de haber calificado de chiflado por ir platicando solo durante el trayecto; fueron años preciosos en Cobán, Alta Verapaz.


Años de colegio, de primeros amores inconclusos, de juegos y tardes de guitarra, cantando los éxitos del momento, sueños de adolescente y etapa en la que surgen los primeros versos acompañados de 3 acordes en guitarra que fueron conatos de canción.
Estudiante medianamente aplicado, cuidadoso siempre de los detalles estéticos heredados por papá, época de aventuras, de inquietudes, de anhelos que poco a poco se fueron realizando, pero también, el calendario marcaba los últimos años de verdadera alegría pues al poco tiempo perdería a uno de los grandes amores de mi vida…mi padre.
Participación en primeros festivales estudiantiles que me hicieron ganar experiencia y las primeras presentaciones en el interior del país, específicamente Totonicapán a donde viajábamos por parte del colegio Ciencia y Arte, del que me gradué de maestro en 1982.
Axel Estuardo Torres, es el amigo que con paciencia me instruyó los acordes de *El gato en la obscuridad* un tema de Roberto Carlos* y a partir de ahí empezaron a llegar solas las letras y la música de mis canciones.
…Al cantor que le fascina, lanzar sus coplas al viento,le basta y sobra una guitarra y un poco de sentimiento,si le canta a a una mujer, le compensarán con besos, pero si le canta al pueblo…sus versos serán semilla, que hará germinar el tiempo.
Perdonen si mis canciones, son como espina en la mano, no puedo guardar silencio, tampoco cruzar los brazos, alzo la voz porque quiero, ser consecuente conmigo… yo soy el Indio José, de todos un buen amigo.
Así comenzó esta historia de cantar mis propias canciones, me estrené en televisión como cantautor en 1987 con este personaje que lamentablemente nació y murió ese mismo día como tal, la razón…al finalizar la presentación recibí dos llamadas telefónicas: una para felicitarme y la otra para advertirme -si querés continuar vivo, dejá de cantar esas babosadas-.
Creo que inteligentemente deje el personaje, aunque continué cantando mis canciones cargadas con una dosis de denuncia social, hasta la fecha.


Luego de muchos años de andar por diferentes lugares del país, nos ubicamos definitivamente en la capital de Guatemala, cuando volví a Ipala fue para enterrar a mi amada Doña Mary , decirle adiós a uno de los seres que Dios me brindó como padres, ha sido una cicatriz en mis memorias que aun duele. No volví a pernoctar en Ipala desde esta última fotografía, recostado en la pared de lo que fue mi casa, la sonrisa es producto de una broma del momento, mi corazón estaba muy herido y no volvería a Ipala nada más que por horas a colocar una flor sobre la tumba de mis padres.
A partir de ese momento, mi vida cambió drásticamente y la música fue mi principal refugio, mi primer Disco Compacto aún pudo ser escuchado por mi madre y la grabación del mismo se dio gracias al apoyo de quien fuera mi primer representante el Dr. Sadak Godoy.